Robots


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Kotaro puede caminar, patear un balón y montar en bici. Es `hijo´ del profesor M. Inaba, de la Universidad de Tokio, y es «el primer paso para recrear la estructura y el movimiento del cuerpo humano».

♦ Nota: Artículo un tanto prolijo, pero no por ello deja de ser interesante

 

 

■ MR. ROBOT, EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE. El empleado del hogar perfecto, el trabajador más eficaz y hasta el compañero que mejor nos comprende... No es ciencia ficción. Los robots ya están aquí. Y han venido para quedarse

Si no tiene uno, es probable que lo haya visto porque ya hay dos millones de unidades moviéndose por los hogares de medio mundo. Quizá lo llame `aspiradora´, pero no se equivoque: es un auténtico robot. Hablamos del Roomba, el aspirador robótico de iRobot dotado de una inteligencia suficiente para determinar cuándo y dónde limpiar. Sus simuladores eléctricos registran cualquier tipo de basura, se dirigen hacia ella, la eliminan y vuelven automáticamente a su base para recargarse. Los robots ya han entrado en casa, aunque sea a 300 euros la unidad, como en el caso del Roomba. El hogar es el más inmediato `hábitat´ que van a ocupar tras años limitados a la industria, donde comenzaron a trabajar sencillamente porque moverse en un entorno controlado, realizando tareas repetitivas, es más fácil de programar que toda la percepción necesaria para desenvolverse en entornos cambiantes como un hogar o la calle.




Pero la actualidad de los robots está en su progresiva introducción en nuestra vida cotidiana. El Gobierno de Corea del Sur dio una muestra de ello hace tres años, cuando distribuyó un millar de robots domésticos de manera experimental en distintos hogares. Máquinas limitadas, pero capaces de vigilar la casa en ausencia de sus propietarios, leer cuentos a los niños, ayudar en tareas de limpieza... El experimento fue polémico no por el rendimiento de las máquinas, sino por el control que llevaba a cabo sobre ellas el Gobierno: estaban conectadas a una red central, lo que suponía una puerta abierta para el espionaje. Lo que no suscita dudas es que la industria robótica será un gran negocio. En breve se espera que iguale a la industria del automóvil. El Gobierno japonés estima que el mercado para los `robots de servicios´ alcanzará los diez billones de dólares en una década.


El primer guía de hospital. Indica las direcciones cuando se le habla.


El otro campo donde se está haciendo más hincapié en los últimos tiempos es en la ayuda a personas con problemas de autonomía. La empresa Cyberdyne anunció en abril la creación de una fábrica exclusivamente destinada a la producción de un exoesqueleto llamado Hal, como la famosa computadora de la película 2001. Inicialmente se producirán 500 unidades anuales de este precursor de los ciborgs, los combinados humano-mecánico.


También se han creado robots con el exclusivo propósito de proporcionar compañía. Es el caso, por ejemplo, de la foca Paro, creada para incentivar a ancianos necesitados de estímulos. La foca aprende de la mano de su creador y transmite cariño cuando es cuidada. Un ejemplo más complejo es el robot Wakamaru, de un metro de alto y aspecto humanoide. Es capaz de mantener conversaciones muy simples respondiendo a las frases que reconoce de su amo y cuenta con funciones como las de recordar a un anciano la hora de tomar su medicación o llamar por teléfono pidiendo asistencia en caso de que sospeche la existencia de problemas.


El interés por crear robots para cuidar de los ancianos entronca con el envejecimiento de la población en Japón, el país número uno en el desarrollo de esta industria. En 15 años se espera que la fuerza laboral japonesa caiga un 16 por ciento ante ese envejecimiento y por la reticiencia de la sociedad a aceptar la inmigración. El pionero de la industria robótica Kazuhito Yokoi admitía en una reciente visita a Madrid que «la incomodidad ante los extranjeros es una de las razones por las que estamos creando nuestros propios trabajadores». Se estima que, en 2025, los robots llevarán a cabo las labores que hoy ocupan a 3,5 millones de personas en el país nipón.


Saya es un androide recepcionista en la Universidad de Tokio. Pronuncia cientos de frases y tiene seis expresiones faciales.

La tecnología estadounidense, por su parte, está centrada en otro tipo de problemas. Según asegura Mike Dooley, de Evolution Robotics, «el automóvil va a ser el robot más importante del siglo XXI». De hecho, en una lista de los robots más importantes de la historia publicada por la revista Wired, el primer puesto era para un Volkswagen Tuareg que recibió el nombre de Stanley. En 2005, este vehículo retocado por un equipo de la Universidad de Stanford –que le proporcionó dos radares, cámaras, GPS, seis procesadores Pentium y cinco detectores de movimiento láser– ganó un premio convocado por Defensa y dotado con dos millones. Su hazaña: cruzar por sí solo 200 kilómetros del desierto de Mojave, decidiendo qué hacer en cada momento ante los obstáculos que encontraba. Dos años después, un vehículo de la Universidad Carnegie Mellon ganaba el certamen al llevar a cabo un recorrido urbano de 100 kilómetros, respetando las normas de tráfico. En circuito cerrado, eso sí.


El tráfico no es el único reto. Interpretar las emociones humanas y los gestos que las acompañan es aún más complejo. Varios de los robots experimentales más populares de los últimos tiempos se han centrado en esa labor. Es el caso de Keepon, una especie de patata que ha conseguido popularidad en YouTube bailando al son de canciones marchosas. O de Asimo, de aspecto humanoide, capaz de determinar cuándo estrechar la mano que le ofrecen, o de Albert Hubo, una suerte de remedo robótico del rostro de Albert Einstein que puede reproducir 35 matices gestuales distintos.

EL REPLICANTE
Geminoid diseñado a imagen y semejanza de su creador, Hiroshi Ishiguro. Se mueve con 50 sensores y motores controlados por leves gestos de Ishiguro.
 
Este empeño por `humanizar´ al robot se anticipa a las dificultades que, se intuye, tendrá buena parte de la población para aceptar a sus nuevos auxiliares. La Unión Europea ya está financiando un programa, el LIREC (Living with Robots and Interactive Companions) para determinar cómo se interrelacionarán humanos y máquinas inteligentes. El objetivo último de esta investigación es crear acompañantes interactivos con inteligencia emocional, capaces de mantener relaciones con humanos durante periodos de tiempo prolongados y que evolucionen con la confianza y el trato. La personalidad de los robots, además, podría `llevarse encima´ en una agenda electrónica u ordenador para que acompañe a su propietario en diferentes circunstancias.


Naturalmente, existen también proyectos más audaces, como la creación de nanorrobots, máquinas minúsculas que se podrían introducir en el cuerpo para combatir enfermedades, y los siempre rentables proyectos militares. Éstos están avanzando tanto que la ONG LandmineAction ha pedido que se firme una prohibición preventiva ante el temor de una «carrera armamentística robótica». Aunque todos estos proyectos sugieran un futuro extraño y deshumanizado, los cambios llegarán de manera paulatina, más comprensible y sutil. Y quizá se cuelen en su hogar en forma de sencilla aspiradora.

PARA SABER MÁS...

  • www-robotics.jpl.nasa.gov Página de robots de la NASA.
  • Cuerpos y máquinas. De los robots humanos a los hombres robot, de Rodney Brooks.

     

    [Fuente: Julián Díez ]

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     Informes oficiales. El diario de a bordo de una incursión francesa a las islas Kerguelen de la Antártida se llevó a cabo entre 1949 y 1953.


    Informes oficiales. El diario de a bordo de una incursión francesa a las islas Kerguelen de la Antártida se llevó a cabo entre 1949 y 1953.



     



    ♦ Nota: Artículo un tanto prolijo, pero no por ello deja de ser interesante



    ■ Cuando las inclemencias del tiempo se hacen insoportables en los lugares más fríos del planeta, los aventureros sólo tienen un modo de contar lo que ven: un cuaderno. Se ha hecho así desde hace 200 años y se sigue haciendo hoy en día. La obra 'La aventura de los Polos' recopila los mejores diarios de históricos viajes al Ártico y la Antártida.


    Es difícil comprender la catarsis que produce contemplar en directo una aurora boreal si jamás se ha visitado el Polo Norte. Y aunque puedes llegar a imaginarlo, es imposible tener la certeza de qué sentimientos se desencadenan al ser zarandeado por vientos de fuerza 11 y olas de más de 10 metros de altura al atravesar el Mar de Drake a bordo de un cascarón. Este libro obra el milagro de ayudarnos a vislumbrar lo que supone todo ello. Lo hace gracias a lo que ahora se ha dado en llamar "el más riguroso directo", aunque todavía sin la ayuda del GPS, de la telefonía móvil ni de los satélites artificiales, sólo con la fuerza del papel y la pluma. Estamos ante un sobresaliente compendio de un género literario considerado menor, pero que cada vez goza de mayor predicamento: los cuadernos de viaje. Sus páginas nos llevan a territorios y momentos muy alejados del confort en el que vivimos. Más ahora, cuando el cambio climático se cierne sobre su prístina y elemental naturaleza.


    A mano alzada. Rainer Ulrich realizó este cuaderno durante su travesía por el paso del noreste siberiano en 2002.


    A mano alzada. Rainer Ulrich realizó este cuaderno durante su travesía por el paso del noreste siberiano en 2002.








    Entre los protagonistas de esta obra se encuentran Ernest Shackelton, John Ross, James Cook, Aron de Kangeq, Louis Gain, Yves-Joseph de Kerguelen, James Clark Ross y sus compañeros de viaje. Es decir, lo más granado y aguerrido de la exploración de los últimos 200 años.


    Hazañas irrepetibles como lo fueron las primeras incursiones realizadas en el Antártico hace la friolera de 225 años por James Cook, puente entre los marinos clásicos y los modernos exploradores. O los cuatro inviernos pasados en la otra punta del planeta, el Ártico, por John Ross. O el intento casi logrado de llegar al Polo Sur en ?908 por Ernest Shackelton, artífice unas temporadas más tarde de la que tal vez deba ser considerada la más excepcional, extenuante e increíble aventura en lugares extremos: la expedición Endurance. El sarcástico anuncio insertado en un periódico inglés de 1914 lo decía todo: "Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Mucho frío. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".


    Al poco de la conquista del Polo Sur por Roald Amundsen, Shackelton puso en marcha la British Antartic Expedition con la intención de añadir un peldaño más a las exploraciones polares, al reto de ir siempre más lejos. La que hubiera sido primera travesía del continente antártico, su fracaso y el retorno a la civilización atravesando el mar más salvaje del mundo en una simple chalupa –y regresar sin víctimas–, ocupa un lugar de honor.


    Arte y humor. A bordo del barco


    Arte y humor. A bordo del barco "Porquoi-Pas?", el capitán Charcot encabezó esta aventura en 1908.


    No podía faltar la trágica aventura de Scott y sus compañeros de viaje al Polo Sur: Wilson, Oates, Bowers y Evans. Sucedió en octubre de 1911, cuando se desencadenó la más remota carrera que se pueda imaginar: ser el primero en alcanzar aquel punto en mitad de la nada. Por un lado, los citados ingleses; por el otro, el avezado explorador noruego Roald Amundsen. Los diferentes planteamientos y experiencias de ambas expediciones le otorgaron el triunfo al segundo grupo. Aunque sus adversarios británicos también alcanzaron el Polo Sur, lo hicieron un mes más tarde y, lo que fue peor, en una situación tan lamentable que, incapaces de regresar, murieron de hambre y frío. Uno de ellos, Wilson, zoólogo y dibujante, fue fiel a su cometido en la expedición y continuó con su heroica recopilación de notas y bosquejos de aquella aventura hasta poco antes de su propio fallecimiento. Su trabajo se halla en los anales de la exploración y del sacrificio humano.


    Con fotografías. En 1899 el magnate Edward H. Harriman se hizo acompañar de científicos, artistas y el fotógrafo E.S. Curtis en un viaje de dos meses por las costas de la Columbia británica y Alaska.


    Con fotografías. En 1899 el magnate Edward H. Harriman se hizo acompañar de científicos, artistas y el fotógrafo E.S. Curtis en un viaje de dos meses por las costas de la Columbia británica y Alaska.


    Pioneros. Tan extraordinarias tramas resultarían menos brillantes si no se hubieran urdido allí, en los lugares más hostiles de nuestro planeta. En esta obra no sólo podemos encontrar el protagonismo que ha jugado la naturaleza de nuestra propia estirpe. A través de sus imágenes, ilustraciones, despachos oficiales, informes, cuadros e incluso fotografías se descubre a aquellos hombres únicos, pero también –y sobre todo– los imponentes escenarios de sus aventuras. Montañas salvajes jamás bautizadas y singladuras de veleros que llevaron aquellos confines helados y desconocidos a las salas de los mejores museos del mundo.


    Estudios científicos. Louis Gain dibujó este parthelio, fenómeno óptico de refracción que multiplica la imagen del Sol y su halo.


    Estudios científicos. Louis Gain dibujó este parthelio, fenómeno óptico de refracción que multiplica la imagen del Sol y su halo.


    Hay mucho más. Mamuts ancestrales, avionetas tan aventureras como las golondrinas árticas, el inconfundible brillo de los icebergs a la deriva, hombres fundidos en la ventisca polar, la maestría de la vida polar de los inuik, bajeles de nombres tan míticos como Endurance, Erebus, Terror, Resolution, Vagabond, Pourquoi-Pas?… Las estampas reflejan albatros y mérgulos de vuelo inagotable, la arriesgada caza de la ballena a chalupa, solitarias bases polares, el sueño de las focas leopardo, mapas de lugares soñados que nunca visitaremos... El Ártico y la Antártida, los territorios más fabulosos, extraños, lejanos, difíciles y frágiles que existen. Tanto que ambos, Polo Norte y Polo Sur, se convierten en los auténticos protagonistas de esta obra que tiene la virtud de convertir historias de sacrificios, renuncias, éxitos, glorias y muerte en lo que se transforma la vida del ser humano cuando se aventura por ellas: la esencia de sus propios sueños. + 'La aventura de los Polos' (geoPlaneta) ya está a la venta.


     


    [Fuente: el mundo]


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